El desierto

La arenas invaden tus calzados, el peligro se puede palpar por todas partes, las provisiones son escasas, cada gota de agua que queda se vuelve valiosísima; el sol te provoca una sed terriblemente espantosa, lo cual te hace desear hallar un poco de sombra. La noche parece la única forma de escapar de la insolación, pero al llegar la noche el frío es terrible y no podes evitar desear ver un nuevo amanecer, ese sol que sale dando su calor, aunque sabes que en las horas pico te calcinarás.Mantener la calma es fundamental y sobre todo no perder la brújula que te guía hacia donde vas mientras que el escenario cambia constantemente.Solo te aferras a la esperanza de creer que si logras atravesar este desierto estarás preparado para sobrevivir a cualquier circunstancia.Finalmente después de horas de camino, a los lejos visualizas en el horizonte tu destino. Con fuerzas renovadas dejas atrás el triste recuerdo del desierto y con alegría indescriptible llegas a ese lugar de confort y comodidad.De esto no se habla...La ilustración anterior intenta describir lo que nos toca vivir en los desiertos de la vida. Cuando la soledad es tu única compañía, y los amigos ya no están; cuando la incomprensión es tu compañera, te sentís solo y nada te sale bien.La tristeza, la angustia te son familiares. Cuando en el día deseas que llegue la noche, y por las noches un nuevo día amanezca.El descrito no es un lugar de hábitat, pero si puede ser un lugar transitorio.Todo ser humano experimentará desiertos en la vida. Lo importante es saber que aunque parezca eterno y que nunca terminará, es solo pasajero, temporal.La razón por la cual Dios permite que pasemos por ello, es la de fortalecer nuestro espíritu, y solo estando en ese lugar Dios puede tratar con nosotros.En mi desierto aprendí muchas cosas que no se aprenden en el paraíso. Dios trató con mi carácter, con el orgullo y muchos otros defectos.También aprendí a confiar en la brújula (Su Palabra), descubrí que quejarse en esas circunstancias no ayuda mucho.Y al final después de haber caminado por mucho tiempo aquel desierto llegué a un destino que Dios me trazó, dentro mío supe que me hizo bien haber pasado por esa etapa.Así que si estás viviendo ese tiempo, ánimo!!; es momentáneo y nuevamente tu alma se refrescará y podrás ayudar a aquellos que en un futuro pasen por lo mismo, que en estos casos no perder la brújula es fundamental.

Dios te bendiga

Leandro